
Por Guillermo Marín Franco
“Jamás imaginé que hace 56 años en un lugar de la geografía de la península de Baja California Sur, en una población o ranchería en medio del desierto llamada “El crucero” (hoy Ciudad Constitución), a 211 kilómetros de La Paz y capital del Estado nacería la historia de mi vida, que a través de los años se convertiría en legendaria dejando una huella indeleble en el periodismo sudcaliforniano.
Esta localidad, ranchería o Villa, tendría una edad de recién nacida, donde inicia mi narrativa en el año1967 ya llevaba desde su fundación alrededor de unos 17 años, donde inusitadamente la población inició sus viviendas edificadas en los años 50s alrededor de un cine y mole gigante de adobe y sin techo a unos 2oo metros de la carretera transpeninsular, llamado Cine Variedades, siendo las primeras casas de esta comunidad de adobes y extravagantemente también de botes de cerveza metálicas, donde la gente y primeros colonos y familias vivían, provenientes de diferentes latitudes de la República Mexicana en la audaz aventura de sus vidas; “colonizar el Valle de Santo Domingo”, promovido por el Gobierno Federal, liderado y capitaneado por su principal promotor de esta histórica colonización el general Agustín Olachea Avilés que inicio la colonización bajo la iniciativa del presidente Lázaro Cárdenas, para frenar la pujante expansión norteamericana continuando el presidente Miguel Alemán en un decreto de colonización el 24 de diciembre de 1949 específicamente en esta ranchería “El crucero”, dentro de la circunscripción del “Valle de Santo Domingo”.
Era el año de 1967, yo me encontraba inmerso en el asombro de convivir en esta comunidad de luchadores y conquistadores del desierto, hombres, mujeres, niños y jóvenes, casi no había ancianos, que habían dejado sus hogares de las diferentes latitudes del macizo del a República mexicana, buscando el sueño de convertirse en prósperos agricultores agrícolas como así lo había prometido el general Agustín Olachea Avilés.
Arribe por primera vez desde la ciudad de México a esta comunidad en el año de 1961, para ayudar a mi padre don Mario Marín Berdejo, el empresario, constructor y creador de la gran mole sin techo el cine Variedades, que en ese tiempo 1961, viví otra epopeya del cinematógrafo, ya que en una “carcachita” que mi padre le llamaba “la rabia”, íbamos a dar cine ambulante con un viejo aparato en formato de celuloide o película de 16 mm. en pequeñas comunidades dentro de la circunscripción del “Valle de Santo Domingo”, regresando a “El Crucero”, luego de la función ya muy avanzada la noche. Como joven capitalino era para mí la “gran odisea” y me sentía uno más de los heroicos, pioneros conquistadores del desierto.
En el año de 1967 donde se inicia fortuitamente la historia de mi vida periodística en esta población, ya no la ranchería de “El crucero” sino ya una Villa, bautizada como “Constitución”, los medios de comunicación no existían, ni periódicos, ni radio, ni televisión, ni electricidad, una población en medio del desierto que la única conexión con la civilización, para esta primera generación colonizadora era para ellos la “civilización de afuera” algo así como un cuento de “ciencia ficción”, donde la única conexión con ese mundo era la pantalla el cine Variedades a través de la proyección de películas y noticieros.
Hace 56 años, un 2 de noviembre del año 1967, aconteció un suceso que involucraba como fenómeno insólito a toda la población del municipio de Comondú y toda la Península de los dos estados mexicanos californianos, se escenificaba por primera vez la carrera automovilística «Mil Millas», la célebre “BAJA MIL”. Evento automovilístico que, como la misma carrera, me daba el banderazo para 56 años después titular mi vida periodística algo así como un cuento de las mil y una noches, donde mi realidad y trayectoria la confundía con la fantasía.
La población de Villa Constitución, donde yo vivía, sorpresivamente se vio involucrada en un suceso donde parecía que la civilización “de fuera” desconocida para la mayoría de la nueva generación, esa que era como el cuento de ciencia ficción, cayera del cielo como un meteoro, con el arribo de aviones y helicópteros que surcaban el cielo, como autos sofisticados estruendosos, que como bólidos pasaban por la población reconociendo los pilotos el recorrido de la ruta para escenificarse la primera gran carrera el 2 de noviembre de 1967, máquinas aéreas y terrestres que jamás la población habían visto.
Enajenación y asombro que me embargaba como toda la población, por lo que tomaba fotos paso a paso de este magno evento y fue así donde me nació la inquietud de compartirlo de alguna manera con el mundo exterior y en la que casualmente en La Paz, B.C.S. un tal señor don Carlos Morgan Martínez fundaba un periódico estatal denominado “El Sudcaliforniano” y mi padre Mario Marín Berdejo y yo, nos “lanzamos” a La Paz para proponerle a este periodista y editor instalar una corresponsalía en Villa Constitución para distribuir este medio informativo y rogarle la oportunidad que me permitiera escribir una nota o reportaje del paso de la gran carrera Baja Mil por mi población Villa Constitución, propuesta que aceptó gustoso.
Y se celebró la enajenante carrera “fuera de carretera” Baja Mil, por toda la península de recorrido, cruzando en ruta por mí población Villa Constitución, y yo atento a tomar nota de todos los detalles posible y que plasme en una crónica con no más experiencia que mi inspiración y líricamente escrita y que mande a La Paz, para que fuera integrado en el primer ejemplar estatal del periódico “El Sudcaliforniano”, publicado el 14 de noviembre de 1967, y en la primera plana venía mi nota titulada “Entusiasmo en V. Constitución por la carrera de autos” y con mi firma.
Era tanta mi emoción de ver mi primera nota informativa impresa en un periódico, que saque todos mis ahorros y mandé traer tantos periódicos, quizás tanto o más que la misma población que había.
Y llegó esta primer edición del periódico a esta entidad del Valle de Santo Domingo, en el famoso “Trompudo” un camión viejo de los Autotransportes Águila, donde previamente con altavoces del cine Variedades se había anunciado el arribo de un primer periódico que hablaba del Valle de Santo Domingo, el Estado y el mundo y la poca población estaba a la expectativa del arribo de un informativo impreso que llegaba por primera vez, con noticias locales y hasta mundiales.
“Y a partir de esta fecha 14 de noviembre de 1967, empecé a escribir mi propia historia, escribiendo sobre los sucesos que hacían la propia historia del Estado.

Y que a finales de los 60s y principios de los 70s me extendía escribiendo o colaborando en otros medios de información, como en la radiodifusora XEVSD, que se instaló el 12 de diciembre de 1970, bajo la conducción de Federico Riestra Castro y ese mismo año me iniciaba colaborando en esta legendaria estación de radio y haciéndolo esporádicamente alrededor de 50 años, incluyendo en su segunda etapa bajo la dirección de Ismael Tonche Palacios. Y me queda para la historia que el último día que transmitió Tonche Palacios su noticiero “Buenas Tardes Comondú” en marzo del 2016, estuve ́ahí ́ colaborando con él, que desafortunadamente a los pocos días falleció. Muriendo prácticamente Ismal Tonche en los micrófonos y transmitiendo en su querida radiodifusora, en una conmemorativa, emblemática e histórica despedida del llamado “hombre de la radio” en la que yo, junto con él convivimos difundiendo lo que sería su última transmisión de su vida.
Y seguí en lo que había entendido que el periodismo se había convertido en la vocación de mi vida.
Obsesionado con el periodismo local y de esa bondad y privilegio que otorga al escritor de noticias, me posesiono el sueño de grandeza de querer figurar en medios nacionales y sin medir consecuencias y sin más armas que mi ímpetu y sin más preparación que una incipiente trayectoria de reportero lírico, inspirado e improvisado me lance a México, ante el desafío ´de lo casi imposible´ entrar de reportero al periódico más famoso y de máxima tecnología en ese tiempo y el primer medio impreso a colores, ´El Heraldo de México´
Y tomé la decisión más audaz de mi vida al intentar conquistar los medios nacionales, empacando mis maletas y viajando al Distrito Federal sin dinero y sin conocer a nadie en los medios de prensa nacional, promovido por un sueño de integrarme al periódico de más avanzada tecnología y prestigio nacional, «El Heraldo de México», el primero en su género en la nación que conjuntaba célebres y famosos personajes de la pluma, la política y los espectáculos de la talla de Agustín Barrios Gómez, Luis Spota, Pepe Alameda, Gabriel García Márquez, Joaquín López Dóriga, Guillermo Vázquez Villalobos, que escribían éste el más famoso medio; luego de dos años de osados intentos para ingresar a este medio y codeándose con
“Arribé a México en 1979, y me presente en las instalaciones de “El Heraldo de México”, no me dejaron ni entrar y elabore en la puerta mi solicitud manuscrita pretendiendo ser reportero de Espectáculos, con mofa me dijo el guardia, “la voy a entregar a personal, pero te advierto que para esos puestos ni profesionales en Ciencias y Técnicas de la Comunicación, es muy difícil” – pero conmovido por mi insistencia me aconsejo- “Porque no te metes de barrendero y a la mejor te puedes relacionar con los jefes y con el tiempo, a la mejor te dan ´chance”. Bueno, empezare como los grandes, desde ́chiquito´, pero resulta que ni de barrendero había vacantes.
Cargándole la maleta a un reportero y trabajando en las noches en las galeras entre al Heraldo de México.
Cargándole la maleta al reportero Arturo Pacheco de “El Heraldo de México”, y la gran amistad que entablamos me dejaba hacerle entrevistas a los actores en Televisa, la primera fue a Verónica Castro, el las firmaba y llevaba a la redacción de Espectáculos y, hasta que se dio cuenta el director de Espectáculos Guillermo Vázquez Villalobos y me llamo. Y le pregunté –Oiga cómo se dio cuenta, que no las hacía Arturo Pacheco- “Por la mala redacción y hasta faltas de ortografía y los correctores me protestaban. Y regañe a Arturo, pero en el fondo tus entrevistas son buenas”.
Y de esta manera me integré primero de colaborador y mis notas las firmaban al final de la crónica o entrevista hasta que, en pocos meses, considero que mi pasión y entrega y devoción por el periodismo y el orgullo de estar integrado al más famoso periódico de México me llevaron a destacar y me concedieron firmar al principio mis notas y ser reportero titular.
Permanecí durante doce años en El Heraldo de México, y me permitían permisos cada tres o seis meses de viajar a la Baja California Sur, que durante quince o 20 días de permiso me integraba a escribir en los periódicos locales y participar como comentarista en la radiodifusora de Ciudad Constitución la XEVSD.

Logrando una carrera de reconocimientos y premios con entrevistas a famosos como Jacobo Zabludovsky, Ricardo Rocha, Abraham Zabludovsky, Lolita Ayala, los presidentes Vicente Fox, Miguel de la Madrid, Salinas de Gortari, Rigoberta Menchú Tum, premio Nobel de la paz; Carlos Monsiváis, Charlton Heston, Silvester Stallone, Jennifer López, Mario Moreno Cantinflas, María Félix, Luís Buñuel, Laura Branigan, Sara Montiel, Enrico Fulchignoni, director de la UNESCO; logrando por azares del destino las últimas entrevistas en su vida en un medio impreso al Indio Fernández, Sara García, Tito Guizar y Sofía Álvarez, Pedro Vargas y Katy Jurado, convirtiéndome en un reportero destacado de El Heraldo de México en la sección de Espectáculos en ese tiempo, me hice acreedor a plasmar mis huellas en la «GALERÍA PLAZA DE LAS ESTRELLAS”, por mi trayectoria en ese medio nacional.
A finales de los 90s, el periódico El Heraldo, entró un trance de conflictos y diferencias entre familiares y dueños del periódico y tomé la decisión de retornar a la Baja California Sur, y estar más tiempo con mi familia, e inconcebiblemente luego de la brillante trayectoria El Heraldo de México, no había vacantes en los periódicos de más circulación, y empecé de cero en esta nueva etapa, pero si me daban oportunidad de colaborar y escribir en cualquier periódico. Qué predicamento luego de haberme convertido en una leyenda y caer en el olvido.
Aun así, me propuse destacar en mi propio estado y desechar esa frase “que nadie es profeta en su tierra”. Y empecé otra serie de travesías periodísticas como instalar la primera corresponsalía estatal del Periódico El Peninsular, y posteriormente me contrataron (muy bien pagado) en un periódico estatal naciente denominado “El Forjador”, y posteriormente me contrataron como titular del periódico El Sudcaliforniano”, siempre sin dejar de colaborar en la radiodifusora XEVSD, de ciudad Constitución, y así inició una serie de reconocimientos de todas las agrupaciones periodísticas incluyendo las policiacas como “La Unión de Reporteros Policiacos” y una llamada El Oscar social de Sudcalifornia “FaceNews” del prestigiado periodista César Valencia, y la agrupación integrada por UABCS, El Congreso del Estado de B.C.S. y una agrupación de periodistas me otorgaron el reconocimiento a mí al periodista Cuauhtémoc Morgan la presea por Revelaciones Periodísticas del Año 2015.
Y en junio del año de 2018 recibí la máxima presea que le otorgan a un periodista la Medalla de Oro del Congreso del Estado de B.C.S.
Me llené de tantos espectros de entrevistados en mi mente.
“Me llene de tantos espectros de entrevistados en mi mente que la personalidad de cada uno se convirtió en un archivo mental de fantasmas que me influenciaron de tal manera que robaron la identidad de mi vida…Pasando de María Félix, Jacobo Zabludovsky, El Indio Fernández a Cantinflas o Charlton Heston a Rigobertha Menchu Tum (Premio Nobel de la paz), Carlos Monsivais o Rodolfo Neri Vela (primer astronauta mexicano) o los presidentes Vicente Fox, Carlos Salinas de Gortari, Miguel de La Madrid o Enrico Fulchignono director de la UNESCO, a literatos como Premios Nobel de la talla de Mario Vargas Llosa, o legendarios cineastas como Luis Buñuel, y en Sudcalifornia me han dejado recuerdos perdurables e imborrables, a quien considero una leyenda viviente como Luz Davis Garayzar o su esposo Angel Cesar Mendoza Aramburo, como a perfectos desconocidos, pero héroes sociales que tienen una historia que contar para impresionar al mundo”.
A mis 76 años de edad que cumplo este junio del 2023, recojo una frase que me otorgó en una entrevista el astro hollywoodense Charlton Heston: “A mi edad ya no me importa el dinero, ni los Oscares, lo único que le pido a Dios es estar vigente”. Y eso es lo que vivo y me asombra cada día que me levanto, veo el sol y me avoco hacer lo que he hecho durante estos 56 años “escribir” ya no me importa que me lean los miles en los medios nacionales, sino que exista por lo menos un lector que se interese en mis conceptos. Porque “Entre la leyenda y el olvido…Ese es mi último suspiro, y el mejor que me otorgó Dios en la vida”.