
LOS CHAPITOS, ¡MÁS FREGONES QUE PENTÁGONO, DEA Y CIA JUNTAS!
Por Carlos González Muñoz
Los hijos de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, según nuestros vecinos del norte, son unos fregones.
Pentágono, DEA y CIA, las poderosas agencias de espionaje estadounidenses, afirman que son los mayores responsables del tráfico de fentanilo en aquella nación, es decir, según el gobierno de Biden, los intrépidos chamacos sinaloenses controlan el “negocio” desde la producción mayorista hasta la distribución al menudeo del peligroso estupefaciente, sin dejarle a otros grupos criminales ninguna rebanada del pastel, es decir, según estas agencias Los Chapitos dominan y controlan al cien por ciento el “changarro”, desde Shangai, China, centro planetario en la elaboración de los precursores químicos que son la materia prima del fentanilo, pasando por su trasiego a través de los puertos marítimos y fronteras terrestres de Canadá y México, hasta su venta final al menudeo en las calles de Nueva York, Chicago o San Diego, siendo los herederos de El Chapo uno de los grupos empresariales más poderosos de los Estados Unidos y del mundo, al dominar un mercado para sus productos que abarca desde el sur de Canadá hasta los límites del Rio Bravo. Toda Norteamérica para ellos solitos. ¡Wow!
Según estas agencias ninguna otra corporación criminal le hace sombra ni ha podido competir con los chamacos, ¡ninguna!
¿Y las bandas criminales gringas? ¿acaso allá no existen cárteles? ¿son “inexpertas y poco ambiciosas”?
Estamos ante un suceso francamente grotesco porque en su afán de justificar su intromisión en asuntos internos de nuestro país y descargar culpas en espaldas ajenas, los gringos se curan en salud y descargan en su vecino del sur la causa de sus desgracias internas. No es nuevo.
Sin temor al ridículo están encumbrando hasta las máximas alturas a un grupo criminal que es posible que sí acumule un gran poder económico y de fuego, pero afirmar que son los principales responsables del trasiego de fentanilo en EU, no sólo es una exageración sino una mentira con claros tintes injerencistas, tal como lo denunció públicamente el Presidente de la República.
Según Washington y sus agencias de espionaje, siempre somos sus vecinos sureños los “malos” de la película, los feos y los matones, ellos en cambio siempre son las víctimas, los débiles, cuando es del conocimiento público que Estados Unidos es el mayor mercado de venta y consumo de drogas en el mundo: Ahí se comercia y consume el 80 por ciento de todas las drogas que se producen y circulan en el orbe.
Bajo el disfraz de una hipócrita defensa de la salud del pueblo de los EU, el fiscal general del gobierno de Biden, Merrick Garland, aseguró el fin de semana pasada que Los Chapitos “representan la mayor, la más violenta y la más prolífica operación de tráfico de fentanilo en el mundo y son los principales responsables de que se esté inundando de esta droga a los Estados Unidos”.
Al mejor estilo de una serie de Netflix, dicho personaje advirtió que “heredaron un imperio mundial del narcotráfico, lo hicieron más despiadado, más letal y lo usaron para propagar un nuevo veneno, el fentanilo”.
Desgarrándose las vestiduras, el fiscal Garland podría ser el guionista de las series de Netflix porque su narrativa es similar al contenido de documentales como “Narcos”, “El Señor de los Cielos”, etcétera: Un sur repleto de criminales que invaden sin piedad a un norte plagado de indefensos consumidores.
Es tan parcial el diagnóstico del Pentágono, DEA y CIA que ¿en dónde se hace alusión a las empresas farmacéuticas de los Estados Unidos y su responsabilidad en la elaboración de medicamentos conteniendo poderosos opiodes? ¿los antecesores del fentanilo?
¿En dónde se critica a las y los miles de médicos de ese país que durante los años previos a la pandemia del fentanilo, convirtieron en adictos poco a poco a millones de personas al expedir recetas de manera indiscriminada y criminal con medicamentos que contienen el elemento activo del fentanilo? ¿Por qué el silencio?
Pero eso si, Fiscal y agencias de espionaje estadounidenses amenazan con perseguir y combatir a Los Chapitos “en cualquier lugar donde se encuentren”, sin comprometerse a combatir al narcotráfico en su propio país, territorio en donde el lavado de dinero es práctica común, y aceptar que su sistema financiero ocupa un lugar destacado en la circulación del dinero sucio proveniente del narcotráfico.
¿Y la ilegal e irrefenable venta de armas de fabricación estadounidense que van a dar a manos de las bandas criminales de este lado de la frontera? ¿tampoco este asunto es relevante?
Una pregunta ingenua: Si la narrativa de las agencias de espionaje estadounidenses fuera verdadera estamos ante una revelación sorprendente: ¿cómo fue posible que frente a sus narices Los Chapitos llegaron a ocupar este selecto, exclusivo y disputado primer lugar en el mundo “empresarial”? ¿cómo fueron posesionándose de las “plazas”? ¿fueron tan ineficaces sus agencias de espionaje para impedirlo? ¿de qué les sirve tanta tecnología “de punta”?
Si la DEA y compañía les fallaron ¡Contraten a los hijos de El Chapo! ¡Ellos sí saben cómo hacerlo!
Y como una reflexión final: ¿Tiene este grupo criminal la capacidad organizativa para ser ese gran cártel que dicen las agencias gringas?
Porque si algo dejó al descubierto el juicio seguido a Genaro García Luna recientemente fue precisamente que no puede existir, florecer y mucho menos arraigar el crimen organizado en ningún territorio sin el apoyo decidido y la complicidad encubierta de políticos y funcionarios corruptos de primer nivel.
No hay chapitos sin chapotes.
Señor fiscal: ¡se pegó usted un balazo en el propio pie!