
Martín Inzunza Tamayo: GANAS DE APORTAR Y PORTARSE BIEN
- La botella que viene del mar, de FONMAR
Por: Armando León Lezama
En eso de juntar corcholatas – expresión de moda morenista para marcar aspiraciones a cargos de elección popular – para participar en el proceso electoral federal y estatal en el Estado de Baja California Sur, hay envases con su corcholata bien puesta.
Es decir, no son corcholatas del montón.
Porque hay que decirlo claro, hay muchas corcholatas y corcholatos que aún no tapan botella – no serán candidaturas -.
Quieren ser tomadas y tomados en cuenta para lo que viene: Sucesión de presidencias municipales, cabildos, diputaciones y senadurías.
Pero no basta querer.
Para ser hay que merecer.
Y también estar con la marca que más guste.
En Sudcalifornia, son corcholatas y corcholatos, de la marca «Señor López».
Conocido producto de la mercadotécnia preelectoral amlista, que opera en la zona noroeste del país mexicano.
Las corcholatas fueron inventadas por el ingeniero Wiliam Painter y la patentó en 1891.
Trás él, en norteamérica, se sumaron más de 300 solicitudes de patente de corchotatas.
Toda una industria del embotellamiento para el traslado de líquidos a distancia.
Inicialmente, y como prueba de su efectividad, en botellas de cerveza.
El TAPÓN CORONA – como se llama en realidad – le empezámos llamar corcholata, porque en el pasado llevaba en su interior un empaque de corcho que servía para evitar que se formara óxido en la lata: Corcho – lata.
Actualmente, el corcho ha sido sustituido por goma.
Hay diseños tan elaborados, encima de algunas corcholatas, que coleccionistas venden o intercambian.
El resto, las comúnes, una vez que se destapa el envase de botella, son desechables.
En España y Sudamérica, le llaman chapa. En Panamá se le dice platillo. Colombia Tapa.
El hecho, que un objeto de la industria del embotellamiento de bebidas del consumismo, emblema del capitalismo, es por verbo y gracia, de Andrés Manuel López Obrador, un símbolo de candidaturas – inicialmente presidenciales – de la industria electoral mexicana, marca MORENA.
De ahí que tambien podemos considerar todas las aspiraciones a cargos de elección popular, como corcholatas.
Pero ya se dijo: Hay de a montón.
Por doquier.
Lo interesánte, cual de esas muchas se ajustará a las marcas – MORENA – de casa:
Marcelo Ebrad Casaubón; Claudia Sheinbaum Pardo; Ricardo Monreal Ávila – a quien ya se encajona para la ciudad de México – y el «Señor López» – Adán Augusto López Hernández -.
Esta última marca de la industria MORENA, ha mostrado amplia publicidad en el noroeste del país mexicano, y de manera fanática entre el morenismo gubernamental de Sudcalifornia, es el diseño en la parte superior – encima – «SEÑOR LÓPEZ». «AHORA, ADÁN AUGUSTO».
De la marca, también guinda, el diseño es «AMLO A CLAUDIA».
De las fuerzas ciudadanas – al menos nueve – en Baja California Sur – sin conocerse aún el potencial de su convocatoria, se percibe como producto de lujo: «AVANZÁDA BCS».
En tanto, la conseción del del Ricardismo – Monreal Ávila -, la trae el Ricardismo – Velázquez Meza -.
Todo indica – sin certificarse -, que en el sur de la media península -Los Cabos – y La Paz, el diseño Monrealista cuenta con corcholatas – aspirantes a cargos de elección popular, al igual que el resto de los diseños de la marca MORENA.
El caso, que hay más corcholatas que botellas a tapar – lograr una candidatura -.
La mayoría serán absolutamente precindibles.
Fuera de consideración.
Pásan a ser corcholatas – votos, tanto al interior como durante la jornada electoral de 2024.
Se contarán como voto por voto, casilla por casilla, hasta dar un número de triunfo electoral.
Según el candidato – a – presidencial ganador – a -, primero en candidatura y luego del poder ejecutivo mexicano, será el diseño del sexenio 2024 – 2030.
Las demás, serán corcholatas sin botella.
Servirán para jugar damas chinas, como arándelas, …y algunas, ¿ podrán ser de colección?
Ya se sabrá.
En todas estas corcholatas, falta la que viene del mar, que trae un mensaje de naúfrago – distinguido en la isla FONMAR – que dedicado a su encomienda, donde le ha echado ganas a bien aportar y portarse bien en esa comunidad y a donde va, recibiéndo de los nativos, agradecimientos, por su personalidad de gran lector, escribidor, cuenta anécdotas, desempeño profesional, don de gente apreciada, por su dedicación a dejar un mar al servicio de Sudcalifornianos y la comunidad internacional.
A diferencia del resto de las corcholatas sin botella, él director técnico, ya trae botella y étiqueta: «SUDCALIFORNIA Y EL MAR». «POR UNA CULTURA DE BUENA CONVIVENCIA CON EL MAR».
«EL MAR, DEBE CONSERVAR VIDA».
Su botella, lleva la fórmula para pasar de conocer los asuntos y agenda de los mares de Baja California Sur, a llevar el tema a la legislación mexicana.
Es un producto exclusivo de los mares de Sudcalifornia.
Es entonces, que el abogado y conocedor del argot y el quehacer legislativo, puede pasar a un segundo nivel si su botella de la cual él es la corcholata, llega a la mesa de las decisiones de candidaturas útiles, capáces, con el trajín realizado en los hechos, que dan luz, proyección y espíritu, de lo que ocupan los mares y su relación productiva, deportiva, recreativa, sustentable con la comunidad del Estado 30 e internacional.