
MEXICANOS, SUDCALIFORNIANOS
La patria nos necesita.
- Segunda parte -.
Por: Armando León Lezama.- México lindo y querido, la tierra de nuestros ancestros, pasó de rural a urbano en mayoría.
Además de los contingentes que emigran al atracador país vecino, de Norteamérica, como extraños en la que fue tierra arrebatada a los mexicanos.
El caso, que durante el siglo XX, junto a una población que a lo largo de ésas décadas se fue nutriendo socialmente, tomando fuerza para organizarse, manifestarse, causar luchas del trabajador, fundando partidos políticos de lo que bien podemos denominar, la izquierda mexicana.
Sobre todo, en la segunda mitad del siglo, cuando la maquinaria del partido de Estado, el partido gobierno, de los colores de la bandera nacional, dejaba sentir su ataque feroz, homicida, genocida; mientras los valientes mexicanos que han levantado nuestro país, quienes son los constructores, campesinos, mano de obra, fuerza indomable que pasó de ser colonizado por extranjeros, a sometido por los suyos, agrupados por un puñado de ventajosos, en torno a valores de poder de los poderes públicos, poder económico, poder sindical, poder fuera de la ley…
El partido tricolor, hizo de las suyas en el siglo XX y en el último año, hizo metamorfosis, sabía que con el mismo membrete no ganaba la elección constitucional.
Los poderes de facto, urdieron un cambio de estafeta: El blanquiazul partido.
Una organización política noble en su origen; pero en su tiempo de mando al frente del Estado Mexicano, incapaz de hacer propias los pensamientos de los fundadores.
El poder corrompe y el blanquiazul, no es excepción.
De 2000 a 2012, su gobierno fue debut y despedida.
Más de lo mismo y un poquito peor en comparación a un partido tricolor que para la tercera década del siglo XXI, está débil.
De modo, que el antídoto para sacar al partido tricolor y su aliado blanquiazul, fue la inclinación de los poderes de facto del país y extranjero, por uno de ellos con traje de Pueblo: El mesías que contuvo la fuerza descomunal de un pueblo agraviado, explotado, asesinado; pero no vencido.
Un personaje que resulta un traje a la medida de las aspiraciones de ambos bandos – El opresor y el oprimido -.
Para los oprimidos y/o enojados con el sistema político mexicano que utiliza el Estado de derecho a su favor, es la esperanza.
Esperanza que abrasa sentimientos, ideales, aspiraciones, de más de 500 años de lucha.
Sin embargo, hay una mala apreciación de la temporada Obradorcista por parte de los 30 millones de electores que con el sufragio efectivo; no reelección, cambiaron la marca y los colores del Neo poder: El guinda.
La mala apreciación es, que no se aprovecha éste tiempo para lograr organizaciones culturales para una nueva lucha del pueblo: La que sigue cuando se acabe su tiempo de presidente al ex militante tricolor.
Porque los hombres, mujeres y diversos que han entrado a ocupar las sillas de la corrupción no tienen en mayoría prudencia para el no contagio.
De hecho, el poder los hace; no ellos al poder.
Por eso, su cabeza no conecta con el corazón y los sentimientos de la población – mayorías y minorías -.
Por eso su actitud se transforma al tomar protesta, al empezar a recibir salarios de ventaja, al ir cambiando de teléfono, vehículo de motor, lugares que frecuentar, casa y hasta de familia.
Obrador es solo un árbol en el que se agasapan los pejistas a su sombra, pero al caerse el árbol, se desvanecen.
Entonces, hagamos del tiempo de hoy en delante, espacio para la organización social.
Hagamos cultura del cambio de actitud.
Preparemos muestro saber y equipaje para la caída del telón MORENISTA.
Detrás de ése telón, los poderes de cúpula y de facto, ahí están.
Nunca se han ido.
Nunca se van.
Por ello, para los opresores, el presidente vocero de su propia palabra, es un dique favorable a tanto mexicano valiente, agraviado y dispuesto a reiniciar la independencia, la interrumpida revolución mexicana y cualquier lucha a favor de la justicia, democracia participativa y dignidad.