Por Víctor Octavio García
Errores tácticos

Morena ha cometido numerosos errores –sobre todo de táctica política– que hasta hoy han sido absorbidos por los altos niveles de aceptación que aún mantiene el presidente; errores que siguen sin procesarse en el partido, ya veremos en las elecciones intermedias de 2021 si los administraron bien o no; le niegan el registro al partido de Felipe Calderón que le quitaría votos al PAN, su principal contendiente en esta elección que peleará distrito por distrito, alcaldía por alcaldía y gubernaturas por gubernatura como los combatientes del Vietcong.
Ayer se dio a conocer que Morena suspendió los derechos políticos y militantes de Armida Castro Guzmán por seis meses dejándola en franco estado de indefensión por medio año sin derecho a nada; la noticia no pudo ser tan desafortunada en un estado donde la equidad o igualdad de género está posicionada en la agenda política local desde hace cuando menos quince años, traducida además en leyes; en 2015, el PAN y el PRI tuvieron que hacer maniobras de última hora luego de presentar una alineación en las candidaturas de las cinco alcaldías que no contemplaba la integración de mujeres.
En el caso de la suspensión de los derechos políticos y militantes de Armida Castro la resonancia es mucho mayor, no solo por su condición de mujer sino por su posición excelente o no, aventajada o no, en la puja por la candidatura a la gubernatura de BCS, resonancia que le pega a la ala dura y radical de Morena con la incontenible fuerza de un boomerang.
Fue un error táctico lo que se hizo y en el momento en que se hizo que tendrá tremendas consecuencias para Morena como partido y para el grupo político que lidera Víctor Castro, si bien la decisión fue tomada a nivel nacional los efectos serán locales que tenderán a empoderar a unos en detrimento de otros; si Rubén Muñoz opera y se mueve en medio de tal coyuntura se beneficiará, y si Víctor Castro no arma a tiempo una estrategia de contención político y control de daños las fracturas internas serán desgarradoras e inminentes.
Lo que pasó con la “purga” que le aplicaron a Armida Castro –al más rancio estilo de los stalinistas– no hará más que empedrarles el camino de su derrota; en esta elección se jugará la marca del partido, la trayectoria de los candidatos más no por los niveles de aceptación del presidente, de ahí que cualquier decisión mal tomada y mal administrada tendrá efectos inmediatos e imperecederos, peor tantito en un estado como BCS donde los niveles de aceptación del presidente nunca han sido buenos, ayer Mitofsky dio a conocer que solo el 37% de los sudcalifornianos aprueba su gestión contra un abrumador 63% que no lo aprueba.
Hoy Morena está fracturada, dividida entre buenos y malos, entre víctimas y victimarios que dificultará aún más trabajar la unidad al interior del partido y la conciliación entre los grupos de interés, y sin unidad no hay avances, no hay conquistas de nuevos espacios y no habrá triunfos que festejar. ¡Échese ese trompo a la uña!
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