Por Víctor Octavio García

Paniagudos

* Malagradecidos

La eterna confrontación entre fuereños y nativos siempre ha estado presente en nuestra accidentada historia con desenlaces no siempre favorables a sudcalifornianos; hemos recibido migraciones provenientes de la contracosta que se han integrado y entregado de lleno a esta tierra contribuyendo con el desarrollo de BCS, los menos –por fortuna– a primeras de cambio desconocen la tierra y patean el pesebre, y en ese ir y venir de acaloradas discusiones siempre han surgido sudcalifornianos renegados y mal nacidos que toman partido en defensa del arribismo pernicioso a cambio incluso, de su identidad y pertenencia.

Félix Ortega, un incansable luchador por la identidad y los derechos de BCS los llamaba “paniagudos”, que en el concepto más diáfano de la palabra significa malagradecidos que tras recibir alojamiento, comida y techo agreden a los de casa; malagradecidos que llegan a esta tierra sin respetar a los de casa como se ha evidenciado recientemente con dos diputados locales de la bancada de Morena en el Congreso del Estado; Marcelo Armenta y Homero González; como también ha quedado de manifiesto –en mala hora– la defensa a ultranza que asumen algunos sudcalifornianos mal nacidos a favor de este par de infelices legisladores.

Y era de esperarse, de la alineación morenista en el congreso del estado sólo dos diputados tienen su nacencia en BCS, el resto llegó de la contracosta, unos atraídos por el imán del turismo y el deseo de hacer América en BCS, otros arribaron en balsas y uno que otro que venía en circos se quedaron aquí, de ahí el nulo respeto y amor a esta tierra que les abrió las puertas de par en par sin pedirles nada a cambio, y ahora que cobran bien –que ganen es otra cosa–, visten bien, viajan por el mundo, asisten con los mejores médicos y a las mejores clínicas, se codean con morenistas fanatizados, asumen actitudes de peleadores callejeros y agreden a los sudcalifornianos porque son “huevones” y “basura”.

En la década de os 80’s y 90’S, cuando llegaron las primeras oleadas de empresarios voraces al estado encabezadas por Eduardo Sánchez-Navarro y los Coppel, Anselmo Romero me pregunto en tono desesperado ¿Víctor, y ahora qué vamos hacer, esto parece ser el principio del fin? y vaya que tenía razón el viejo Anselmo, fue el comienzo en que nuestra identidad y pertenencias fueron perdiendo terreno ante las avalanchas migratorias que llegaron al estado, los más a integrarse y entregarse lleno a la prosperidad de esta tierra y los menos, renegando de nuestra tierra como es el caso que nos ocupa.

Con Anselmo, abuelo de la diputada Milena Quiroga, siempre me unió una relación de afecto y respeto; fue mi maestro en secundaria en 1971 y amigo años después de ver sido su discípulo coincidiendo en infinidad de proyectos políticos y de luchas sociales siempre a favor de BCS; en lo personal pese a las agresiones personales que reciba, las maledicencias, descalificaciones, calumnias, amenazas y golpeteos que se dirijan hacia mi persona, jamás renunciaré a este llamado de nacencia e inalienable que me hace mi tierra de defender en lo que creo y amo mientras tenga voz y fuerza, pase lo que pase, así que péguenle, péguenle al diablo panzón, y en esto ni un paso atrás. ¡Échense ese trompo a la uña!

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