Por Víctor Octavio García
¡Qué tiempos aquellos!
* Cura por los talones
En 1968, recuerdo perfectamente porque fue cuando fue reprimido el movimiento estudiantil, la gente de edad mayor de Caduaño, como estaba prohibido, armaba jugadas de barajas (póker) en el monte y en las huertas, era una forma de distraerse y pasar el tiempo; no eran grandes tahúres ¡ah, pero cómo alegaban!; abrían las jugadas de póker con un peso y los revires eran de cincuenta centavos y de ahí pal real; siempre iba de mirón y me sentaba al lado de Fortunato “Deque” Marrón, porque me gustaba cómo “cuajaba”, además de “suertudo”, tenía experiencia porque seguido jugaba con los de La Peña en Miraflores, con Álvaro y Justino de La Peña.
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